03 marzo 2007

°°°

No funcionan los hombros extemporáneos;
como tampoco funciona el desear que sepas cuándo te necesito sin que diga una palabra,
sin que pida tu resguardo.
Porque no estuviste, porque no estás, porque dejo de verte delante...

Y ya no sé dónde poner las lágrimas.
Ya las puse en mi cara,
en mi almohada,
en mis manos,
en tu ropa,
en la calle...
Y me como la sal...

Y me siento tan sola...