18 noviembre 2009

Carta a quien me ha hecho sentir lo mejor y lo peor

Qué coincidencia: hace exactamente un año que escribí por última vez aquí, y más o menos a la misma hora. Y una vez más vengo a desahogarme, a aprovechar las cualidades catárticas de la red.

Hoy (digo "hoy" porque no me he dormido, así que para mí sigue siendo "ayer") fue uno de los peores días de mi vida. No puedo decir que el peor, porque definitivamente han pasado cosas tristes con gente más importante que tú, como perderlos por siempre. Pero definitivamente hoy sentí la peor sensación que alguien ha provocado en mí deliberadamente (sí, porque tuviste la opción de no hacerlo).

Hoy me di cuenta que algo que creí por años no era cierto, y que tú nunca tuviste la gentileza y caballerosidad de decirme. Algo que era muy importante para mí, que sostenía una buena parte de lo que somos (¿éramos?) simplemente nunca existió. Es una de esas veces que me siento tonta, pero bieeeeeeen bien tonta por haberme creado una imagen de alguien, por haberme ido con la finta de las apariencias, por haber hecho supuestos, por hacer las preguntas que debí haber hecho... sólo que NUNCA había sido tan grande la sensación.

Me viste llorar, te dije todo lo que pienso, cómo me siento, te dije que no sé si quiero estar contigo ya, que me decepcionaste... y es cierto. La verdad no sé cómo vaya a amanecer mañana, qué vaya a pensar o sentir. Pero conociéndome, no se me va a olvidar en un buen rato. Es tu turno de demostrar que sabes que la regaste y que lamentas haberlo hecho. Las palabras ya no sirven... haz algo para demostrarlo. No te aseguro que algo de lo que hagas sirva, pero inténtalo. Deja la pasividad a un lado, quita la cara de la-regué-perdón y demuéstrame que de verdad sientes tus últimas palabras. Entonces tal vez pueda ignorar eso que siento, lo suficiente como para querer abrazarte de nuevo.